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viernes, 28 de octubre de 2011

Me gusta. No me gusta.

Me gusta no poder escuchar un despertador. Abandonarme en mi galaxia paralela. Saber perdonar. Conseguir disfrutar el presente de forma prolongada. Las cremosas natillas de caramelo. Sentarme en la guagua y verlo todo pasar. Oír una canción de verano en pleno invierno. Canalizar el miedo. La música a todo volumen. Hablar con Nereida mientras duerme. Querer y que me quieran. Un baño en alta mar. Los chicles de menta. Que el viento me susurre. El olor a vainilla que desprende un crêpe acabado de hacer. Coger aire y soltarlo lentamente. El futuro planificado de Nereida. Ser bipolar con Eva. Reírme con Victoria. Mantener una larga conversación con Idaira. Las locuras de Yanira. El pelo largo de Andrea. Devorar regalices con Marina un día cualquiera. El “enana” de Pedro.  La calidez de la amistad. Una tarde de verano especial donde el tiempo no importó. La frase “no es más feliz el que más tiene sino el que menos necesita”. Nadar sin parar. El helado sabor a chicle de fresa. Que Pirulo siempre tenga tiempo para escucharme. Que se sienten en mi mesa y se me presenten en un Mc Donald’s sin más. Las pizzas. Un simple “eres única” que te haga sentir especial. La libertad. Ver que mi abuela con principios de alzheirmer se acuerde de lo que hablábamos. El “¡Qué alegría mas alta vivir en los pronombres!” de Pedro Salinas. El chocolate. No hablar nada y de repente decirlo todo. Sentarme mal. Pensar que si las normas se ponen alguien tendrá que incumplirlas. Las metáforas. Recordar como ilusionábamos a mi abuelo cada 23 de Septiembre. Reír hasta llorar. Fallar, equivocarme y saber rectificar. Los postres que saben a Gloria. Viajar sin día de retorno. No tener esperanza y encontrarse lo inesperado.
No me gusta  pensar que mañana haré lo mismo que hoy, que no habrá nada que me sorprenda. Que las parejas caigan en la rutina. Que seamos manejados como marionetas por el destino. Perdonar el mismo error una y otra vez. Que las amistades pierdan la confianza. Que los sueños no se cumplan con tan solo soplar una vela de cumpleaños. Que nuestra existencia sea complicada. Que la muerte llegue sin avisar arrastrándote al sentimiento de dolor. Que los sentimientos sean difíciles de explicar. Temer ser yo quien se derrumbe. Las naranjas. Que alguien comparta solo los malos momentos. Que el olvido sea tan corto y pasajero para algunas personas. Sentir que me falta algo. Sentirme sobreprotegida. Que la gente piense que cuando la ciencia no sabe explicarnos cosas signifique que no existan. Que la muerte signifique olvido. Ver como corre el tiempo. Beber agua del grifo. Que el trabajo vaya por delante de la familia. Pararme a pensar en algo que ya no tiene solución. Callar un “te quiero” por miedo a escuchar un “yo no”. Que los seres queridos desaparezcan. Que unos tengan tanto y otros tan poco. Los besos de “mejilla con mejilla”. Que rompan mi caparazón que tapa mi sensibilidad de niña. Mis días de cambio. Regalar una flor cuando ya no se pueda oler. Ver como los ojos achinados de mi prima Yangtu se inundan de lágrimas. Ducharme con agua fría. Escuchar y que no me escuchen. Llamar padre a quien quizá nunca lo haya merecido. Los “te lo dije” de mi madre. Las matemáticas y sus problemas. Que el destino sepa cual es nuestro amor verdadero y no lo haga saber. Sentirme inferior a los demás. Intentar tener la personalidad que todos quieren que tengas. Tener horarios. La canción “Solo para ti” porque me derrumba. No encontrar salida. Medir menos que mi prima de diez años. La frase “un clavo saca a otro clavo” porque nunca ha sido cierta. Tirar la toalla fácilmente. Perderme entre el gentío. Cerrar los ojos y esperar a que los problemas desaparezcan porque me siento realmente cobarde. Pensar que nada dura para siempre.
No me gusta que me guste que un 25 de Febrero haya podido cambiar tantas cosas.